Vamos a empezar con algunas de las reflexiones y recopilación de artículos llevados a cabo por Pere-Oriol Costa en su libro "Cómo ganar unas elecciones. Comunicación y movilización en las campañas electorales".
Pero antes, yo quisiera traer a la memoria de todos ese "laboratorio político" del que se ha hablado tanto en estos últimos meses sobre el partido emergente Podemos en España. ¿Realmente Podemos es fruto de la improvisación, o por el contrario surge de ese laboratorio político de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense, tal y como ha insistido en calificar, entre otros, el politólogo Luis Arroyo?
No seré yo quien dé la respuesta absoluta a esta interrogante, pero si dejaré verter un argumento para la reflexión: el sentido común y el ojo clínico, siempre han existido. De hecho, hay técnicas de campañas electorales que se basan en ese ojo crítico, especialmente en municipios o en aquellos emisores políticos donde el presupuesto reduce las acciones de comunicación, frente a otras campañas ceñidas a investigación y técnicas electorales.
Es así como el "ojo clínico" o "sentido común" se atribuye a estrategias arcaicas de comunicación política (arcaicas pero existentes y que también ofrecen sus resultados), frente a técnicas más modernas, resultantes de la investigación en comunicación. Esta investigación a la que nos referimos se vuelca especialmente en el estudio de los públicos o targets hacia los que se destinarán y difundirán los mensajes, en función de los resultados de la investigación.
Puede resultar reduccionista, pero el objetivo de esta investigación pre-electoral es conocer las demandas, deseos, afinidades y preferencias del votante. El votante más interesante es el conocido como indeciso, pues nos permitirá articular los mensajes de tal manera que se produzca el esperado giro por parte del emisor político, para que el voto de dicho indeciso le compute a él y no al adversario.
Recuerdo cómo un veterano alcalde de la provincia de Toledo, el difunto Jesús Aranda, con cinco legislaturas ininterrumpidas a sus espaldas, al disertar en algunas tertulias cómo se ganaba o perdían unas elecciones él afirmaba jocos: "yo sólo sé que un solo voto es el que te da o te quita la alcaldía, y es por ese voto por el que yo trabajo los cuatro años que van de elección a elección".
Docta clase de un dirigente de la política municipal de Castilla-La Mancha, que se eleva a los estrellatos en materia electoral si la comparamos con situaciones, llamémoslas de carácter más internacional o de relumbrón. Por ejemplo, lo ocurrido aquel 9 de noviembre de 2000 tras vivir la noche electoral "más larga, confusa y emocionante de la historia de los Estados Unidos", como calificó el toledano Javier Valenzuela en su artículo publicado en el periódico El País esa misma noche.
Más allá del escándalo, presuntas irregularidades o lo que ocurriera esa noche y días sucesivos en el Estado de Florida, a 12.000 kilómetros de nuestro país, lo que nos interesa saber es que la presidencia del país más poderoso del mundo estuvo en vilo por una diferencia de votos 14 votos: Gore contaba con 260 votos del Colegio Electoral y Bush con 246, por lo que otro puñado de votos de Florida, haría decantarse la balanza de un lado o de otro. Esta simplicidad numérica ocurrió en un universo de votantes de 48,8 millones frente a los 48,5 millones de uno y otro candidato.
Es decir, un 0,000000001% del electorado, o lo que es lo mismo puñadito de votos, puede dar o quitar la Casa Blanca. Esto es la democracia, y por ello las campañas electorales se han transformado a lo largo de la historia en una especie de "mini ciencia".
Pero para no dejarlo todo en manos de la ciencia y de las más modernas técnicas de comunicación política antes de la irrupción del marketing en política, pongamos do ejemplos de comunicación estratégica arcaica que aún funcionan, y funcionan muy bien:
1.- El mitin político
2.- La existencia del programa electoral
Ambos capítulos los abordaremos en próximos post. Pero para que el desdén no pueda con nosotros, es conviene recordar otros elementos de la estrategia comunicativa de los políticos que han sido acopiadas por el marketing: la música, la repetición de mensajes, las manifestaciones de masas, los símbolos, la simplificación, etc.
Concluimos el post señalando que la efectividad de una campaña dependerá de:
1.- Segmentación del público
2.- Conocimiento de cada uno de los segmentos del público
En el próximo artículo conoceremos un breve y simpático resumen de las principales técnicas empleadas en campaña electorales estadounidenses del siglo XX y XXI a través de sus protagonistas, o mejor dicho, de sus directores de campaña: Eisenhower, Nixon, Kennedy, Johnson, Jimmy Carter, Gerald Ford, Reagan, Bush o Clinton.
En una tercera entrega conoceremos los factores para organizar una correcta campaña política basada en técnicas y estrategias de comunicación, empleadas de igual modo en EEUU, España, Castilla-La Mancha o Toledo.