Para desgranar esta simpática margarita en pocas líneas usaremos una táctica de comunicación política conocida como ‘contraimagen’. Los niños en el patio del colegio la usan mucho.
Vamos a ello. Mariano Rajoy tiene ante la opinión pública algunos atributos negativos como: viejo, pasado de moda, aburrido, excesivamente político, distante, serio con ciertos toques intelectuales en blanco y negro más propios de parlamentarios de la época de Cánovas y Sagasta que de la actual, en fin… alguno que otro.
¿Cómo dar la vuelta a los adjetivos negativos?
En primer lugar, no nos tenemos que ocupar de él, si no de identificar a su mayor contrincante. Y supongamos que es el joven Albert Rivera, ya que a todas luces es el que le va a pegar el mayor bocado a la tarta de votantes que históricamente ha sido centro derecha español.
¿Qué haríamos con Rivera?
Emplearíamos, como explicamos, la táctica de la contraimagen. Rivera transmite una imagen casi ideal, que nosotros nos vamos a cargar desde el Gabinete de Comunicación ficticio que acabamos de crear, aquí desde Castilla-La Mancha. Vamos a buscar el reverso negativo de todos los atributos positivos y los introduciremos en la opinión pública.
Es decir, donde a Rivera se le ve como seductor, nosotros le vamos a empezar a “atizar” en los medios de comunicación de inconstante y ligero; como es joven, nosotros le criticaremos como frágil (esto vemos que lo hace el Gabinete de Prensa de Mariano Rajoy); como le va la economía, nosotros le acusaremos de tecnócrata de libro sin experiencia; como da la imagen del “hijo que toda madre hubiera querido tener”, nosotros vamos a decir que no se lo ha currado; como es trabajador diremos que no le da tiempo a pensar y no da pie con bola; como es apasionado, transmitiremos la imagen de vehemente y veleta; por ser buen orador diremos de él que es un demagogo con formas pero sin fondo… y así con todos sus atributos positivos. A un jefe de gabinete inexperto le puede resultar duro ver los atributos positivos del contrincante de su “delfín”, pero lo tiene que hacer. Para eso le pagan.
Ahora, la tarea de cambiar la imagen de Rajoy
Vamos a ello. Si el señor Rajoy, como decíamos, transmite una imagen de viejo, transmitamos al público mensajes de él sobre su prudencia y experiencia; como está pasado de moda diremos que es realista; como no tiene talante, hablemos de él como hombre tenaz; porque es un parlamentario aburrido y de oratoria plana, diremos que es excesivamente literario y político (como los del siglo pasado); como es un político de la vieja guardia con muchos años en política yo, particularmente, basaría su campaña de comunicación política en su faceta más humana, para contrarrestar precisamente esa imagen de política, de “dinosaurio” de la política. Detrás de un oficio, siempre hay un ser humano. ¿Y vosotros? ¿También haríais con él entrevistas como le hizo Bertín Osborne en el Programa de TVE En tu casa o en la mía? Tres más de esas de aquí al 20 D y Rivera retira candidatura.
Nota técnica: La contraimagen es una herramienta de comunicación desarrollada por Jacques Séguélla en la campaña de Mitterrand – a quien hizo ganar teniendo similares atributos que actualmente Rajoy- contra el joven Giscard – que sería nuestro Rivera Español del 2015- y que marcó precedentes en posteriores campañas electorales como la de Bush contra Al Gore.
Alicia Sánchez